Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y aumentando dieron fruto. Y llevaban fruto a treinta, sesenta y ciento por uno”. Y decía: “El que tiene oído para oír, oiga”.
Marcos 4:1-20
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Escuchando a dios
Dios de la cosecha,
tu esparces las semillas
de tu palabra
en todos los campos
y valles de la tierra.
Dondequiera que miremos
Tu nos invitas a
contemplar los santos misterios
de tu trabajo
en el mundo.
Quizás en ninguna parte tu trabajo
es más evidente que
en las páginas de la Escritura.
Historia tras historia
revelas Tu bondad,
cómo esmeradamente cuidas
las semillas de Amor
entre tu gente,
y haces posible
su crecimiento.
Con manos abiertas te pedimos inspiración
para nuestro propio crecimiento
en las historias de
nuestros antepasados en las Escrituras.
Impúlsanos diariamente
y momento a momento a la oración.
Alimenta nuestro llamado,
como un jardín bien cuidado,
floreciendo como pretendes.
amén
- La contemplación requiere un enfoque intencional y un espíritu de “absorber”. ¿Qué hace que “contemplar” a Dios y a los demás en tu vida sea un desafío?
- ¿Cuándo has tenido la experiencia de que alguien te “contemple”? y ¿Cómo te sentiste al respecto?
- ¿Cuándo has experimentado una etapa de “tierra fértil” en tu vida? ¿Cuándo el crecimiento parecía natural y vigoroso, y por qué?