Luego, cuando María llegó al lugar donde estaba Jesús y lo vio, se postró a sus pies diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Entonces Jesús, al verla llorando y al ver a los judíos que habían venido junto con ella también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó… Jesús lloró.
Juan 11:32-35
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Llamado a través del dolor y la pérdida
¿Las escuchas? ¡Tantas preguntas! Y las preguntas que le hacemos a Dios vienen rápida y furiosamente cuando nos atrapa la pérdida y el dolor. ¿Por qué el cáncer? ¿Por qué el divorcio? ¿Por qué el aborto espontáneo, la adicción o la pérdida? La lista sigue y sigue … Y, a menudo, no obtenemos las respuestas que esperamos. Pero ¿qué pasa si, cuando hacemos nuestras preguntas, realmente nos estamos armándo de valor para invitar a Jesús a nuestra oscuridad? ¿Y que si, como María en este encuentro, cuando vamos a Jesús con nuestras quejas de “dónde estabas tú”, experimentamos el Espíritu de Jesús llorando con nosotros?
Con su hermano muerto en la tumba, María básicamente le pregunta a Jesús: ¿Dónde estabas? Asimismo, Meg ha hecho esta misma pregunta (y tantas otras) en los momentos, días, meses y años desde el suicidio de su madre… ¿Dónde estabas, Jesús?
Nuestras preguntas nos llaman al corazón de Dios a través de nuestro dolor y pérdida: el Dios que nos hizo anhela una relación profunda e íntima con nosotros, y nuestras francas preguntas eliminan la distancia que mantenemos de Él.
Este poema de Jan Richardson, “Bendición de las preguntas”, nos invita a nuestra autenticidad …
Déjalas venir:
Las preguntas
esa tormenta a través
de la grieta del mundo.
Déjalas venir:
las preguntas
que se cuelan a través
todo el corazón.
Déjalas venir:
las preguntas
en la angustia,
las preguntas
en las lágrimas.
Déjalas venir:
las preguntas
en la ira,
las preguntas
en el temor.
Déjalas venir:
las preguntas
que se susurran
muy lentamente,
las preguntas
que llegan con
velocidad impresionante,
las preguntas
que nunca se van del todo,
las preguntas
que traen
aún más preguntas.
Déjalas venir:
las preguntas
que te persiguen
en horas oscuras,
las preguntas
esa visita
en la noche mas profunda,
las preguntas
que te atraen
hacia el reposo,
hacia un sueño
las preguntas
que provocan
el despertar
del Mundo.
- ¿Qué te conmovió o resonó en ti de la historia de Meg sobre la pérdida de su madre?
- ¿Qué pérdidas en tu vida te han acercado más a Dios y qué pérdidas te han alejado? Explícalo.
- María se sentó con Jesús, expresó con franqueza lo que estaba en su interior y luego lloró junto con Él. ¿Qué necesitas “expresar a Jesús” en este momento y por qué?