Porque me propuse no saber nada entre ustedes, sino a Jesucristo, y a él crucificado.
1 corintios 2:2
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Aprendiendo a amar a Dios
En su excelente libro “Jesus Mean and Wild”, el autor Mark Galli describe lo que sucedió cuando un grupo de refugiados laosianos preguntó si podían convertirse en miembros de la iglesia de la cual el era parte, a través de un estudio del Evangelio de Marcos. Cuando Galli llegó al pasaje de Marcos 4 donde Jesús calma la tormenta, pidió a los refugiados que hablaran sobre las “tormentas” en sus vidas: sus problemas, preocupaciones y luchas. La gente parecía confundida y perpleja. Finalmente, uno de los hombres de Laos preguntó: “¿Quieres decir que Jesús realmente calmó el viento y el mar en medio de una tormenta?”
Galli pensó que el hombre estaba luchando por aceptar esta historia exagerada, por lo que dijo: “Sí, pero no debemos obsesionarnos con los detalles del milagro. Debemos recordar que Jesús puede calmar las tormentas en nuestras vidas”. Después de otro silencio incómodo, otro hombre habló: “Bueno, si Jesús calmó el viento y las olas, ¡debe ser un hombre muy poderoso!” Los laosianos estaban llenos de entusiasmo y adoración. Y mientras estos refugiados cristianos novatos estaban teniendo una experiencia trascendente con un Jesús que acababan de conocer, Galli se dio cuenta de que había dado tan por sentado a Jesús que lo había echado de menos por completo.
Cuando el Jesús vivo es el centro de todo en nuestra vida, se produce el fruto. Así es como funcionan las cosas. Descubrimos que amamos lo que Dios ama y las cosas buenas crecen en nuestra alma. De esa abundancia podemos dar a otros más generosamente. No tenemos que gastar toda nuestra energía tratando de producir ese fruto, más de lo que un árbol marchito y descuidado, muriendo de sed, tiene que trabajar para producir frutos una vez que sus raíces han sido regadas y fertilizadas. Vivimos nuestro llamado en la vida orgánicamente, no esforzándonos. Jesús prometió “agua viva” por una razón: él sabe que fuimos creados por Dios para vivir vidas fructíferas y con propósito, pero no podemos hacer crecer nada si no sabemos cómo permanecer en Él. Permanecer en Él significa beber profundamente de Su pozo de agua viva, y esa agua es como el fertilizante Miracle-Gro® para nuestra identidad dada por Dios.
Cuando Jesús se convierte en el centro consumidor de nuestra adoración, probamos la verdadera libertad y propósito por primera vez. Nuestro creciente amor por Dios nos ayuda a comprender claramente su llamado en nuestra vida, porque la adoración ha despejado la neblina. Es entonces cuando la vida y energía de Jesús fluyen a través de nosotros, transformando nuestra vida en una “banquete espontaneo” que nutre a las personas hambrientas que entran en nuestra órbita.
- ¿Cuándo usted, como Rick, se sintió llamado a tener una relación más profunda con Dios?, y ¿Qué lo llevó a eso?
- En una oración, ¿qué significa para ti “seguir a Jesús”?
- ¿Qué impacto, bueno o malo, ha tenido el “esfuerzo” o los “consejos y técnicas de la fe” en el crecimiento y desarrollo de tu fe?
- ¿Qué fruto ha aparecido en tu vida a medida que te acercaste a Jesús?